lunes, 19 de septiembre de 2011

El curso de cocina

¿Qué hago aquí? ¿Cómo he llegado hasta aquí? En este curso no hay más que abuelas...
Bueno ¿qué esperaba? Sabrosos Bocaditos de Dubai no es precisamente un reclamo a la juventud berlinesa...

Sí, sí, ya me encargo yo, usted puede ponerse con el perejil y la menta.
Ala, venga, ahora, a picar ajos.

En realidad, no sé de qué me quejo, me encanta el olor a ajo. Si por mi fuera, picaría ajos todos los días. Es un olor realmente agradable, penetrante pero no hiriente.
Pero no, no puedo picar ajos todos los días porque los fascistas de los olores se me echarían encima.
¿No huele a ajo? - diría un cretino.
Buf, sí, qué peste, ajo - contestaría otra pánfila.

Rellenar decenas de formularios por Internet con la precisión de un relojero. Completar psicotécnicos que harían arquear una ceja a Pitagoras. Sobrellevar el clima de falsa confianza de la entrevista con recursos humanos. Vestir un impecable traje azul en la reunión con el coordinador del proyecto y sugerir líneas de acción. Despedirse con un apretón de manos de pacto con el diablo. Mano sobre mano. Mis dos manos cubriendo su mano derecha. Mis dos manos transmitiendo a su mano derecha el olor de los dientes de ajo que con meticulosidad he cortado y picado con el único propósito de impregnarme de su olor.

Dejar un futuro profesional brillante en la cuerda floja de una duda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario