lunes, 25 de julio de 2011

La cita

Tirorirori, tirorirori.
Esto va sobre ruedas. Un par de anécdotas graciosas, un acercamiento sutil - quizás una mano que de pronto reposa sobre su brazo, quizás una suave caída de ojos - y esto está hecho.

Hum... bien mirado puede que sea más seguro dejarlo para el siguiente local... Bailar me da un poco de pereza pero está claro que ayuda.
Sí, decidido; termino de mear, la Meadita de la Victoria, la podría bautizar, acabamos la cerveza y propongo ir al otro garito.

No esperaba encontrármela tan receptiva. Con estas cosas nunca se sabe, ahí está la magia.
Bueno, la magia y este tipazo, porque ¡hay que ver cómo estoy! ¡Vaya cuerpo de escándalo! De la cabeza a los pies se nota que aquí hay... ¡Pis! ¡Me cago en diez, qué me he meado!

Joder... Y ahora ¿qué hago? A ver si con un poco de agua... ¡Bravo, bravo! Ahora tengo media pernera del pantalón mojada.
Nada, este papel no seca nada. Si me subo a la pileta y estiro mucho la pierna creo que puedo llegar al secamanos...

¿Cuanto tiempo llevo en el baño? Va a pensar que... No, no puedo correr ese riesgo, tengo que salir ya.
Tranquilidad, ante todo tranquilidad. Respira profundamente y cruza la puerta.
Así, muy bien.

Bah, andando lateralmente y con la carta de vinos estrategicamente situada tampoco se nota tanto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario