lunes, 26 de marzo de 2012

La puerta del salón

¡BAM! Abrir puerta ¡BAM! Cerrar puerta

¿Será muy difícil quitar una puerta? ¿Podría hacerlo con la suficiente cautela como para que mis compañeros de piso no se den cuenta? Si están en el salón, va a ser complicado que no se giren y me vean sacarla de sus goznes. Quizás si la tele está muy alta...
O si no, para evitar más ruido que el crepitar de la madera, podría hacerla arder. Así de paso elimino las molestias de cargar con ella por las escaleras. Ya lo que me faltaba, crucificado por el pecado de querer dormir.
Sea lo que sea, tengo que hacer algo con esa puerta, no es normal que cada vez que alguien la abra y la cierre me despierte. Es muy desagradable.

¡BAM! Abrir puerta ¡BAM! Cerrar puerta

Gusanos dentro del colchón alimentándose de una espuma regada con el sudor de los sueños inquietos y la saliva de los plácidos.
Los gusanos, como los insectos, son el horror primigenio. La naturaleza descontrolada, entrópica. El horror que surge en cualquier momento y en cualquier lugar. El fruto de la putrefacción.
Nunca dormir y morir fueron más de la mano.

¿Véis, véis como yo también sé abrir puertas que no dejan dormir?

1 comentario: